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Foto del escritorDra. Mayra Gallardo

EL SECRETO PARA FORTALECER UNA RELACIÓN.



Dentro de las historias de vida que escucho en mi consulta, hace algún tiempo me sorprendió la distancia de una pareja que, viviendo juntos desde hacía algunos años, no hablaban más que lo indispensable, al punto que desconocían sus horarios de trabajo, su tiempo libre y terminaban tomando vacaciones por separado…


A veces le podemos achacar la distancia a la rutina, al ritmo de vida, a las preocupaciones, a los enojos en lo cotidiano, excusas siempre habrá a la mano, pero si en verdad nos importa el vínculo, debemos saber qué hacer para sobre llevar no a la pareja, sino a la cotidianidad o, en otros casos a la rutina antes de que el amor enferme y caiga en el hastío.


¿Sabes cuál es el secreto para fortalecer una relación de pareja?


Es sencillo: hay que construirla. No es un producto ya hecho, no es algo acabado, es una construcción que implica un trabajo diario.


A lo largo de los años en mi consulta, he visto que las parejas no se buscan ni se descubren, simplemente se construyen con el paso del tiempo. Por ello, es importante saber primero de ti mismo, cómo funcionas en tus vínculos, el conocerte para que conozcas cuál es tu elección de pareja y sea compatible contigo y no con tu demanda inconsciente que puede tener residuos de lo que en la infancia se vio frustrado y que le estarías endosando ahora en el presente a la pareja. Así, podrás elegir no al otro que está más a la mano - aunque ni lo conozcas- , no al adecuado a la repetición en tu historia, sino aquel otro que sea conveniente para ti y que mejor que sea compatible.


En lo individual, en la medida en que trabajes en ti mismo, lograrás también vínculos más sanos en la medida en la que te hagas cargo de lo propio sin esperar a que el otro lo resuelva por ti pero también porque habrás reconocido lo que no estás dispuesto a aceptar porque sería traicionarte a ti…


En términos de la pareja, para lograr una relación de pareja sólida, sana y fuerte es necesario cultivar cotidianamente elementos como: la comunicación, el respeto, la confianza, el reconocimiento de la individualidad, el apoyo mutuo, la solidaridad, la equidad, que ambas partes se admiren, el reconocimiento de la individualidad y la capacidad de estar dispuestos a crear acuerdos que puedan sostener en la palabra cada uno y, a la vez, que logren hablarlos a tiempo para que tengan la plasticidad para modificarlos cuando así sea lo más conveniente.


No es fácil al principio, pero si quieres una relación duradera necesitará tiempo y esfuerzo por tu parte.


Recuerda, hablar de las cosas abierta y honestamente, no debe ser un monólogo, debe prevalecer el espacio para hablar y escucharse uno al otro. Para que también le expreses que estás interesado en él y en lo que le pasa. Es en la palabra como vamos a transmitir que el otro nos importa, que a uno le importan también otras cosas, no puedes esperar que otra persona sepa lo que te pasa por la cabeza a menos que hables.


Justamente, para que la comunicación pueda darse también es necesario cultivar la confianza, la cual, en una relación sana es una calle de doble sentido. Esto implica que ambas partes tienen que poder expresarse, darse cuente que pueden pensar muy distinto las cosas, pero no por ello terminar lastimándose o maltratándose, física o verbalmente. Uno de los ejes de todo vínculo, que debería ser innegociable para todos, es el respeto.


Y de él, podemos subrayar que es la piedra angular de toda relación, debería estar presente para todos los participantes.


Además ¿Sabes que puede ayudar a las parejas de forma práctica, sin importar, su edad?

Si bien este último elemento es crucial para conocer el momento de vida que atraviesan: amigos (cariñosos) “saliendo”, solteros en noviazgo, pareja viviendo juntos, con hijos o sin hijos, con bebés o con adolescentes, etc., todo esto sólo nos da el contexto y las posibilidades a las que pueden acceder.


El elemento que ayudará a las parejas a seguirse conociendo pero sobre todo a fortalecer el vínculo, es hacer juntos algún “proyectito”, sí, uno pequeño que ayude a hablar, a compartir sueños, preocupaciones para que juntos le encuentren solución y que además les permita, como toda actividad lúdica, divertirse; que les ayude a poner en práctica y ejercitar lo antes expuesto, a reconocer que no piensan igual pero que tienen un objetivo más en común por el cual trabajar, compartir y que les hace pasar un buen rato, por ejemplo: entrenar y para los más sedentarios, aunque sea salir a caminar, tomar una clase juntos, aprender algo nuevo, dedicarle un rato del fin de semana a planear qué hacer con un ahorro o cómo ahorrar para algo que les guste a los dos, aprender cocinar juntos una nueva receta, etc.


Estas metas a corto plazo, pequeñas, no son para rivalizar, ni para competir, no se trata de un ejercicio de poder y buscar un vencedor, es para poder ejercitarse en el uso del recurso de la palabra, para re/conocerse, re/encontrarse incluso en sus diferencias…


Libérate, reinventarse es posible.


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