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Foto del escritorDra. Mayra Gallardo

ENFRENTANDO EL AISLAMIENTO



Si bien es cierto que la noticia de que había “aparecido” un nuevo virus en Wuhan, en China hace unos meses, no podía parecer tan ajeno y extraño, que podíamos dar por hecho que eso no nos iba a alcanzar de ninguna manera; sin embargo, la evolución de las cosas fue tan vertiginosa que pronto a China se le salió de las manos y empezaron a aparecer casos de corona virus en otros países.


Hoy, en abril 2020, ya está en México y tenemos que tomar una serie de medidas para protegernos y proteger a los nuestros, para que en la medida de lo posible podamos descolocarnos de la cadena de contagio.


Cuidar de la integridad física y emocional, ambos flancos de forma simultánea siempre debe de ser una prioridad para todos. Muchas veces por la velocidad como vivimos el día a día terminamos dando por que “estamos bien” sin verdaderamente hacer una inspección detallada del contexto, de nuestra salud física y de nuestra emociones.


Hoy en día, frente a la emergencia sanitaria que implica hacerle frente al COVID-19, tenemos que ser aún más conscientes de los cuidados para lograr descolocarnos de la cadena de contagio, de ser posible aislarnos voluntariamente y extremar los cuidados higiénicos para preservar nuestra salud e integridad física; sin embargo, no podemos dejar de lado la integridad emocional y nuestra salud mental.


El impacto emocional también a todos, de una u otra forma, nos va alcanzar pero está en nuestras manos buscar las alternativas para hacer de ese proceso algo constructivo y no algo devastador. Te explico un poco más de qué se trata ese impacto y qué podemos hacer para sobre llevarlo.

Un hecho que no podemos negar, es que la emergencia sanitaria está presente, que nos obliga a hacer cambios en nuestras rutinas y hábitos de vida cotidiana, pero si bien el reincorporarnos a la “normalidad” no va a ser inmediato, tampoco esta transición será eterna. En ella, el flanco físico para quienes pueden aislarse voluntariamente estará cubierto, pero no quiere decir que seamos “inmunes” a todas las modificaciones que tenemos que enfrentar.


Ninguno estaremos exentos de experimentar miedo de contagiarnos ante la propagación del COVID-19; sin embargo, es necesario alcanzar a construir un equilibrio que nos permita estar informados sin caer en pánico, este tiempo nos exige ser realistas y responsables para, primero cuidar de uno mismo y, en un segundo tiempo, así poder cuidar a los nuestros y a los demás. Nos exige ser empáticos y solidarios.


Ante periodos prolongados de aislamiento que, como se expresó con antelación, viene a romper la cotidianidad tal cual la conocíamos y, con la crisis sanitaria del COVID-19, podemos correr el riesgo emocional de irle agregando una serie de efectos nocivos para nuestra estabilidad emocional y mental. Podemos, sin darnos cuenta del todo, estar expuestos a fragilizarnos, a sentir ansiedad, miedo, estrés, soledad y depresión.


Hablemos entonces de cómo podemos ir enfrentando de forma realista y responsable el aislamiento. Para empezar, hagamos de la espera, no un momento de congelamiento, ni una espera pasiva… si bien, algunos podrán continuar con el trabajo desde casa, ahora con el esquema de home office o, en su caso, con las actividades escolares a través de espacios de aulas virtuales, es importante subrayar que necesitamos implementar una serie de estrategias para pasarla lo mejor posible y cuidar no sólo de nuestra integridad física, sino a la para preservar a la vez la salud emocional y mental.


Mucho de lo que estoy viendo en la clínica, es decir, en las consultas por video llamada con mis pacientes es que les está constando trabajo ponerse horarios. El tiempo va a ser un factor muy importante ya que, reitero, esta etapa de aislamiento y cuidados extremos para evitar el contagio no va a ser breve y puede repercutir en varias aristas de nuestra vida como, por ejemplo: las horas de trabajo y terminar con largos periodos sin descanso, la dificultad de seguir estudiando con autodisciplina, alteraciones en nuestros hábitos alimenticios y por ansiedad empecemos a alterarlos, la higiene del sueño y respetar nuestros horarios de descanso, más aún cuando requerimos todos que nuestro sistema inmunológico esté fuerte.


Por ahora, centrémonos en la parte del aislamiento y algunas alternativas para enfrentarlo de forma constructiva:


1.- El reinvertir esta transición en ti, bien podría empezar por servirnos para sincerarnos con los pendientes que por falta de tiempo hemos postergado para hacerlos ahora. A partir de esto, también podemos mantener presente que sólo es un periodo, no es eterno. Este periodo en el que todos tenemos que participar es una transición. Ahora, con un poco más de tiempo ¿En qué puedes invertir ese tiempo que te ahorras al no trasladarte al trabajo? ¿Cuales son los planes que por la dificultad de estar en casa has aplazado? Es aquí cuando podemos transformar esta transición a nuestro favor, podemos hacer de la espera un momento de creación. Podemos hacer una lista de los pendientes que no hemos podido hacer por “falta de tiempo”.

2.- Las redes sociales, si abusas del tiempo que les destinas y te centras en la información alarmante, pueden ser disparadores de ansiedad, miedos, confusión y hasta depresión. Trata de regular el tiempo que le dedicas, pero sobre todo, ser selectivo con la información con la que te quedas.


3.- Con los grupos de WhatsApp, podemos tener diferentes impresiones de cómo están llevando el aislamiento voluntario nuestros círculos cercanos o tener la saturación de mensajes, pensamientos o consejos. Se prudente con la información que te vas a quedar, se selectivo con los datos que sí son importantes y no te compares con la forma con la que otros enfrentan la transición. Todos somos diferentes, cada familia es mundo y lo importante es que te concentres en ti y en preservar tus recursos emocionales para pasarla lo mejor posible, no te estreses o sobre exijas tratando de implementar alternativas que no van del todo contigo.


4.- Sé realista, no todo en las redes sociales es una información verificada y para cuidarnos, seamos selectivos y evitemos lo que nos puede disparar el experimentar ansiedad, confusión, estrés, culpa, desesperación u otras alteraciones.


5.- Para ningún ser humano va a ser agradable la sensación que se genera en un periodo de aislamiento o, en caso de haber sido contagiado, de cuarentena. No olvidemos, es la mejor medida para frenar el brote, así se previene el que sean más los contagiados y es la forma más segura que te mantengas a salvo. Seamos realistas, es una medida de prevención NO ES UN MENSAJE APOCALÍPTICO.


6.- Mantén el contacto con los amigos y la familia, pero por video llamada. NO SON VACACIONES, sino un periodo para cuidarnos mejor… El aislamiento, es no salir y no tener visitas, es dejarnos de mover en el exterior para evitar que el contagio se siga propagando. Si sales a visitar a otros o te van a visitar, en los trayectos está el riego. Recuerda que el corona virus es altamente contagioso. Para mantener contacto con amigos o con la familia, haz uso de los medios digitales de comunicación o bien por llamada telefónica. Tampoco te angusties y busques llenar todos tus espacios con video llamadas, puede ser así contra producente y llevarte a la desesperación. Mantener la calma en una comunicación con los tuyos también es una forma de cuidarte a ti y a los otros. Evita las discusiones o los temas controversiales sobre política, medicina, religión… céntrate en que la puedan pasar bien.


7.- Aprende a leer lo que sientes, el sentir preocupación o miedo está bien, hasta de cierta forma sería lo esperado, está en contexto, la situación que enfrentamos es extraordinaria… en el extremo opuesto y donde empezamos a necesitar la ayuda profesional, es donde no podamos salir de esas emociones, donde ya no las puedas desvincular del corona virus o de lo que pasa afuera, que se vuelvan cíclicas o inespecíficas -por ejemplo, que te sientas preocupado, pero ya no sepas porqué-, que estén asociadas a un temor de lo que vaya a venir en un futuro cercano o que vayamos a al extremo de angustiarnos, desesperarnos o deprimirnos.


8.- Mantén presente que la manifestación de afectos como los citados anteriormente, son de cierta forma esperadas ante el desarrollo de la crisis. Reconócelos y si lo crees necesario para sobre llevarlos, exprésalos con los tuyos. Verbalizarlos, ponerle palabras a lo que sentimos nos ayuda a quitarles la peligrosidad y poder verlos de forma realista.

9.- Organiza tu día y tus horarios para que logres tener actividades diferentes. No todo puede ser home office, date tiempo para comer, un receso, tiempo libre, tiempo para convivir si vives con la familia, tiempo de ocio, de ejercicio.


10.- No podemos quedarnos en "blanco"… es importante el ser creativos en los momentos de ocio: hacer ejercicio, dibujar, pintar, escribir, bailar, escuchar música, meditar, desarrollar más tu capacidad introspectiva de forma constructiva… lo que te haga sentir bien. Estos recursos son importantes no sólo para mover el cuerpo y evitar el ser sedentarios sino para reducir la sensación de aburrimiento antes que se nos convierta en un detonador de ansiedad.


11.- Una cosa a la vez, tiempo para tu cuidado personal e higiene, tiempo para tus alimentos, para el trabajo/escuela, para la familia/amigos/pareja, tiempo para una actividad nueva, para descansar, para cualquier actividad recreativa. Una cosa a la vez… y para eso necesitamos ponernos horarios, así nos ayudara a evitar el trasnochar de forma innecesaria -otro elemento que puede contribuir no sólo a sentir ansiedad sino a debilitar nuestro sistema inmunológico- o estar comiendo con la computadora al lado. Además, nos permitirá llevar un orden y este a su vez, no va a ayudar a hacerle frente a la tensión, aburrimiento, incertidumbre o pasividad.


12.- Mantente en el presente y evita estar especulando sobre los posibles desenlaces. Contribuirá a ayudarnos también con las notas de incertidumbre, la tensión, la ansiedad, nos ayudará a evitar estar haciendo cábalas sobre lo que puede o no pasar y nos dejará, si organizamos bien nuestro día, encontraremos tiempo para relajarnos y poder disfrutar un instante -de lectura, ejercicio, juegos de mesa, una película, convivencia con la familia, etc-.

13.- Intenta no desesperarte… es importante que aprendas a estar contigo mismo y logres desarrollar una capacidad de introspección, pero no se trata de que sólo te estés atormentando con ideas pesimistas, apocalípticas o desesperando con hallar respuestas o soluciones inmediatas; recuerda, las respuestas no obturan la posibilidad de seguir pensando y nos llevan a encogernos de hombros y las soluciones inmediatas no existen. El reto es aprender a ser paciente y de ese tiempo seguir siendo creativo para pasarla lo mejor posible.


14.- Es importante lograr un equilibro y, como te decía antes, preservar la integridad física y emocional… ambos flancos deben cubrirse simultáneamente. Busquemos dedicarle un tiempo al trabajo y otro a ejercitarnos o meditar. Que tu día tenga un poco de todo para que no te sobre cargues de una sola actividad.


15.- No te quedes todo el día en la cama, trata de hacer lo más normal posible tu cotidianidad. Párate, báñate, no te quedes en pijama, organiza tus horarios para qué sepas que vas a hacer en ese día. Te ayudará a evitar los pensamientos anticipatorios, el angustiarte por la incertidumbre o enfrascarte en ideas o recuerdos que te lleven a la depresión. Mantén aseados tus espacios, no descuides la higiene personal y también trabaja en la higiene mental: toma un momento de silencio, práctica el ser más introspectivo por un momento para sanar heridas internas o resolver tus pendientes.


16.- En la medida de lo posible, es importante continuar con nuestra rutinas y reconocer que lo que nos “ahorramos” en este aislamiento es el trayecto al trabajo, pero es importante que procures tus horas de descanso, que te levantes a tiempo, hagas algo de ejercicio, te bañes, te cambies -para no pasar todo el día en pijama o en la cama-, desayunes con calma y empieces con el trabajo. Esto nos va a ayudar a no olvidar que sólo es un periodo de transición, no va ser eterno y, cuando podamos reincorporarnos a la cotidianidad como antes la teníamos, nos va a costar menos trabajo. Se trata de ser realista y responsables y, en ello, está incluido que cuides tus horas de sueño -ayudan a que tu sistema inmunológico no se debilite -, tus alimentación - ponte horarios y no comas con la computadora al lado, así sean 15 minutos pero sin trabajo-, aunque estés en casa -permítete “salir” de trabajar o tomar un receso-.

17.- Mantén aseados tus espacios, por higiene, por salud y por comodidad para poder descansar, trabajar y para que sean cómodos y habitables tus espacios.


18.- NO te auto mediques, ni abuses del café, comida o el alcohol. Si tus emociones las experimentas como abrumadoras, nada de esto va a solucionar tu sentir. Trata de hablar con tus amigos, familia o pareja, has uso de tus redes de apoyo a través de video llamadas; si sientes que no es suficiente busca ayuda profesional. Es posible iniciar una psicoterapia a distancia -por video llamada-, donde sigas cuidándote del contagio y atiendas tu parte emocional.


19.- Reconoce que el silencio, un pausa en el día, puede ser también la oportunidad para fortalecer tu capacidad introspectiva y seguir trabajando en ti.

20.- Si vives con la familia o con la pareja, evitemos las discusiones o controversias. Por eso es importante el tener horarios, no sólo porque nos permite mantener algo de nuestras rutinas, preservar nuestra salud emocional y mental, sino para que se logren preservar tiempos de uno, del otro y tiempos en común para compartir y disfrutar.



Tenemos que construir una serie de alternativas que nos permitan hacer llevadera y hasta podamos sentirnos bien en esta transición, logrando darle un lugar a nuestras emociones para no cargar de más, el reconocerlas nos permite simbolizarlas y así lograr hacer algo con ellas. Ten presente, que si sientes que tus emociones te sobre pasan (ansiedad constante, insomnio, desesperación, estrés, soledad, confusión, falta de apetito o comes en exceso, depresión, separaciones o duelos), si tus emociones te desbordan o no encuentras qué hacer con ellas, busca ayuda y no esperes a que la crisis de salud se resuelva, entre más pronto trabajes en ti será mejor, no postergues iniciar un tratamiento.


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