https://bit.ly/374WLzG MIEDO AL CORONAVIRUS
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  • Foto del escritorDra. Mayra Gallardo

MIEDO AL CORONAVIRUS




El tiempo que nos está tocando vivir frente al coronavirus no ha venido confrontando con una serie eventos, cambios y obligaciones al tener que adoptar nuevos hábitos para preservarnos.


Es tiempo de ponernos serios, de tomar las cosas siendo realistas y responsables evitando generar fantasías, por general, catastróficas. Necesitamos fortalecer los recursos con lo que contamos.


Existen importantes razones que ayudarán a cuidar nuestra salud y que nos ayuden a contra restar niveles excesivos de ansiedad detonados a lo largo de la presencia del coronavirus. Al hacerle frente a un virus, primero tenemos que reconocer que al ser muy pequeño, a simple vista no lo vamos a percibir y por ello tendremos que aprender a cuidarnos ¿Cómo? Conociendo cómo funciona.


Es un organismo muy chiquito y necesita de una célula para que se active su capacidad de contagio. Es muy básico, solito no puede ni reproducirse por eso necesita a cualquiera para lograrlo. Su exterior está formado por proteínas que el simple jabón puede destruir. Por eso la importancia de lavarse las manos y no tocarse la cara, la única vía de entrada son lo ojos, nariz y boca.


Necesitamos tratar de comprender las cosas más básicas para cuidarnos y evitar que nos  provoque miedo y ansiedad, conductas irracionales, así como vivir por un periodo de estrés sostenido, que a largo plazo resultan perjudiciales para nuestra salud.  Recuerda que aquello que no comprendemos, los seres humanos le tenderemos miedo, pero es importante quedarnos con la información necesaria para cuidarnos y no caer en el polo contrario donde, por saturación, terminemos sin lograr procesar o angustiados ante todo lo que no está en nuestras manos.

Por ello es importante lograr ser selectivos y reconocer que, como en cualquier otra eventualidad, las malas noticias son las que reciben mayor atención. Les ponemos más atención al número de casos nuevos, de fallecimientos pero dejamos de lado el número de recuperados. Nos podemos centrar en lo grave del coronavirus y los estragos que ocasiona en el organismo, pero dejamos de informarnos cómo evitar el contagio, cuáles son las medidas de precaución cotidianas para no confiarnos a un descuido.

Todas estas fantasías apocalípticas, en algunas personas se agrava al no alcanzar a evaluar los riesgos de forma realista.


Como un recurso defensivo, pareciera que el riesgo que podemos elegir suena menos peligroso que el que se nos impone. Sin embargo, por ejemplo, el querer salir a dar un paseo muy temprano, buscar un parque vacío para correr, hacer de la salida semanal al súper por víveres el paseo semanal, permitir que nos visiten o ir de visita por breve que sea, son riesgos que elegimos y son justamente los momentos en que podemos bajar los brazos y en un descuido contagiarnos.

Es tiempo de ser realistas y responsables: el coronavirus está presente en todo el mundo y sumamente contagioso, pero también podemos hacer mucho para estar a resguardo. El aislarnos, el evitar salir, el uso de cubrebocas, guantes, lentes, el desinfectar meticulosamente las superficies en nuestros espacios, si salimos por víveres lavar todo, incluso los frascos y latas, desinfectar la suela de los zapatos y lavar la ropa, mantener distancia física con otros, lavar nuestras manos y evitar tocarnos la cara.


Además, es importante reconocer que en los momentos en que nos sintamos estresados, angustiados o deprimidos, tenemos que hacer algo más para evitar empantanarnos en esos estados afectivos.


Evitemos sólo leer del tema y busquemos libros que nos relajen o aporten algo más; el hacer algo de ejercicio en casa, no permitirá cortar con el pensamiento y ocuparnos en algo más; el cuidar las horas de sueño para que sea reparador; el practicar alguna manualidad, nos permitirá lidiar con la ansiedad y el buscar estar en contacto con tus amigos y familiares, sin visitarlos porque es una forma de cuidarte y cuidarlos, a través chat, mail, video llamada o llamada telefónica, podrás también compartir algo más que no sea sólo desesperación.


Alternativas para cuidarnos y cuidar de los demás existen, la idea es que no te desesperes y evites caer en ansiedad o estrés sostenido, ya que son elementos que sí pondrían en riesgo tu salud emocional dejando otro tipo de secuelas. Lo mejor es intervenir en el momento, necesitamos hacer uso de nuestros recursos emocionales para ser creativos y llenar nuestros espacios con los que nos alimente emocionalmente, no sólo con lo que no saca de nuestro centro.

Necesitamos construir espacios que nos nutran, que nos permitan estar en paz y ocuparnos en cosas productivas, no sólo en pensar en un mal estar.


Recuerda, es una transición, si bien no se resolverá de forma inmediata, tampoco es eterna y sí nos da el tiempo suficiente para aprender e incorporar nuevos recursos, herramientas y nuevos hábitos que nos preparen para cuidarnos mejor de ahora en adelante.


Si sientes saturación de tus pensamientos o ideas al respecto, te descubres angustiado por cosas pequeñas, deprimido, en soledad, experimentando separaciones de tus vínculos, pérdidas o duelos, no lo dejes pasar: iniciemos por video llamada, vista mi página web.

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